La crisis de la mitad de la vida nos coloca ante la exigencia del autoconocimiento que a la vez sería una ayuda para superar la crisis. La gracia de Dios que ha establecido en nuestra cabeza el hasta ahora actual edificio de pensar y de vivir, nos ofrece también la ocasión de conocernos a nosotros no sólo externamente sino en el fondo de nuestra alma, donde nuestro ser intimo está escondido.
El camino del autoconocimiento está, para Tauler, en la marcha al interior, la vuelta al propio fondo del alma. El conocimiento de sí mismo es por lo pronto doloroso porque descubre implacablemente lo que en el interior hay escindido de oscuridad y maldad, cobardía y falsedad.
Debemos dejarnos sacudir por el Espíritu de Dios para penetrar en nuestro fondo, para sumergirnos en nuestra propia verdad. Debemos tranquilamente dejar demoler nuestra autosatisfacción y autojustificación y entregarnos a la acción que Dios realiza en esta nuestra apretura:
«Querido: ¡Abísmate, abísmate en el fondo, en tu nada y deja caer sobre ti la torre (de la catedral de la autocomplacencia y de la autojustificación) con todos sus pisos! ¡Deja que vengan a ti todos los demonios que hay en el infierno! ¡Cielo y tierra con todas sus criaturas te servirán maravillosamente! ¡Abísmate solamente! Será para ti lo mejor.»
Es animoso lo que Tauler nos dice. Hasta los demonios del infierno se deben dejar venir con la confianza de que Dios nos conduce a través de la apretura.
El conocimiento de sí mismo lo pone en marcha el Espíritu Santo. Sin embargo, el hombre tiene que colaborar.
“La mitad de la vida como tarea espiritual. La crisis de los 40-50 años”
Escrito por Anselm Grün, Carlos (trad.) Castro Cubells, Anselm Grün