En nuestro cómodo mundo actual se percibe claramente la falta de
vocaciones religiosas. Los monasterios cierran sus puertas y la edad de
religiosos y religiosas cada vez es más avanzada. Los seminarios a duras penas
subsisten. Hay muchas formas de sentir la llamada de Dios, unos
seremos misioneros, otros profetas, sacerdotes, monjes… Pero lo mejor es
llevarla a cabo, no hay temer servir a Dios, todos podemos contribuir de una
manera u otra, vivimos en un mundo donde la cristiandad esta en una situación
desesperada, los monasterios envejecen, la iglesia se pierde no hay fieles, ni
jóvenes que renueven esos monasterios, esos conventos, Abadías, parroquias… La
verdad que debemos dejarnos llevar, escuchar esa llamada que nos cambiará la
vida por completo, y no tener miedo de decir soy cristiano, no dejarnos
humillar, avasallar por comentarios obsoletos de personas con alma manipulada
por la oscuridad, servir no es privarte si no ayudar a los mas necesitados, educar
con fe, ser humildes… No debemos callarnos, debemos quitarnos los miedos y
hacer lo que tu corazón y alma siente, dejarse llevar por la luz, y no por lo que otros quieren que hagas o seas. La verdad es que debemos estar atentos
a la llamada del Señor, a las señales, abriendo el corazón al Evangelio y si
esa llamada se produce no poner excusas... " A otro le dijo Jesús:
Sígueme. Le contesto: Señor déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le dijo:
Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reinado de
Dios. Otro le dijo: Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi
familia. Jesus le dijo: El que ha puesto la mano en el arado y mira atrás no es
apto para el reinado de Dios." (Lucas 9-59,62).
Ser
cristiano y servir a Dios es algo maravilloso, algo grande… Ir a las iglesias,
conventos, monasterios y Abadías a predicar y escuchar la palabra de Dios, es
la mayor paz que podamos respirar. Que en nuestros corazones resuene con
alegría que somos Cristianos y pertenecemos a la cristiandad, que nadie nos tumbe
la fe, caminar y alabad la palabra de Dios y decir que la luz ha vuelto a
nosotros.
La vocación es un compromiso de vida y
debemos dejarnos llevar por esa llamada y no escuchar las voces del mundo que
nos quiere dejar en la oscuridad. Debemos ser ejemplos vivos de la Palabra para
que en nuestros corazones resuene la alegría de ser discípulos auténticos de
Cristo Resucitado.
Cada uno tenemos un sitio en el Plan de Dios, no podemos cerrar
los oídos ni el corazón a la voz que nos dice Ven y sígueme, no podemos ponerle
excusas. El Reino de Dios es de los valientes y debemos hacer fructificar los
talentos, dones, que se nos dan. Porque al que mucho se le dio mucho se
le pedirá.
Frey ++José María
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