sábado, 30 de noviembre de 2013

REFLEXION SOBRE EL ADVIENTO

El Adviento nos promete que nuestro desierto  será transformado y empezará a florecer. Hablamos del desierto de hormigón de nuestras ciudades, del desierto de los corazones humanos. El desierto es una imagen de la soledad, el abandono, la falta de sentido, la carencia de relación y el vacío. Estamos sin hogar, y hay en nosotros fuerzas salvajes e indómitas que hacen parecer feo nuestro rostro. El desierto es el lugar donde nos vemos inexorablemente enfrentados cara a cara con nosotros mismos y con nuestra desagradable realidad.    
     Para poder preparar el camino al Señor, primero debemos atrevemos a salir al propio desierto. Es en el desierto de nuestro corazón donde tenemos que prepararle el camino. Debemos mirar todo cuanto de reprimido, de encubierto, de indefinido ... hay en nosotros, y ponerlo ante Dios. Precisamente ahí quiere Dios venir a nosotros, no en las avenidas de nuestro éxito y nuestros logros. A nosotros nos gustaría encontramos con Dios fuera de nosotros, en edificantes celebraciones litúrgicas, en la comunidad de personas afines. Pero Dios quiere salimos al encuentro precisamente en nuestro desierto, donde desea hallamos para celebrar con nosotros la fiesta de la redención, para hacerse uno con nosotros y transformar todo cuanto hay en nosotros. Sólo cuando dejamos entrar a Dios en nuestro desierto, puede hacerse realidad lo que nos promete Isaías en los textos que se leen en este tiempo.   
      El Adviento nos promete que en nuestro desierto podemos encontrar una fuente de la que beber. El desierto no es sólo el lugar del vacío y la falta de sentido, de la tentación y la seducción, sino también el lugar de la experiencia de Dios y del encuentro con Dios.   
      En el tiempo de Adviento podemos reunir el  valor necesario para entrar en nuestro desierto.
         Allí hemos de experimentar que Dios está cerca de nosotros, que nos lleva en sus manos en nuestros momentos de soledad. Lo mismo que a Elías, que se deseó la muerte en el desierto, Dios envía a cada uno su ángel. En medio del desierto experimentamos a Dios como aquel que nos aguarda. La consoladora promesa del Adviento nos asegura que al final de la experiencia del desierto se encuentra la alegría.

  Texto seleccionado de “La alegría de la Navidad”. Anselm GRÜM, O.S.B. 

http://monasterioescalonias.org/inicio/317-retiro-de-a

miércoles, 27 de noviembre de 2013

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM

“La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de la Eucaristía.”

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE FRANCISCO

domingo, 17 de noviembre de 2013

OFICIO DEL DIA


De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 95, 14. 15: CCL 39, 1351-1353)

NO PONGAMOS RESISTENCIA A SU PRIMERA VENIDA, Y NO TEMEREMOS LA SEGUNDA

Aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra. Vino una primera vez, pero vendrá de nuevo. En su primera venida pronunció estas palabras que leemos en el Evangelio: Después de esto veréis al Hijo del hombre venir sobre las nubes. ¿Qué significa: Después de esto? ¿Acaso no ha de venir más tarde el Señor, cuando prorrumpirán en llanto todos los pueblos de la tierra? Primero vino en la persona de sus predicadores, y llenó todo el orbe de la tierra. No pongamos resistencia a su primera venida, y no temeremos la segunda.

¿Qué debe hacer el cristiano, por tanto? Servirse de este mundo, no servirlo a él. ¿Qué quiere decir esto? Que los que tienen han de vivir como si no tuvieran, según las palabras del Apóstol: Os digo esto, hermanos: el momento es apremiante. Queda como solución: que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la presentación de este mundo se termina. Quiero que os ahorréis preocupaciones. El que se ve libre de preocupaciones espera seguro la venida de su Señor. En efecto, ¿qué clase de amor a Cristo es el de aquel que teme su venida? ¿No nos da vergüenza, hermanos? Lo amamos y, sin embargo, tememos su venida. ¿De verdad lo amamos? ¿No será más bien que amamos nuestros pecados? Odiemos el pecado, y amemos al que ha de venir a castigar el pecado. Él vendrá, lo queramos o no; el hecho de que no venga ahora no significa que no haya de venir más tarde. Vendrá, y no sabemos cuándo; pero, si nos halla preparados, en nada nos perjudica esta ignorancia.




Aclamen los árboles del bosque. Vino la primera vez y vendrá de nuevo a juzgar a la tierra; hallará aclamándolo con gozo, porque ya llega, a los que creyeron en su primera venida.

Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. ¿Qué significan esta justicia y esta fidelidad? En el momento de juzgar reunirá junto a sí a sus elegidos y apartará de sí a los demás, ya que pondrá a unos a la derecha y a otros a la izquierda. ¿Qué más justo y equitativo que no esperen misericordia del juez aquellos que no quisieron practicar la misericordia antes de la venida del juez? En cambio, los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia. Dirá, en efecto, a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del mundo. Y les tendrá en cuenta sus obras de misericordia: Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, y lo que sigue.

Y a los de su izquierda ¿qué es lo que les tendrá en cuenta? Que no quisieron practicar la misericordia. ¿Y a dónde irán? Id al fuego eterno. Esta mala noticia provocará en ellos grandes gemidos. Pero, ¿qué dice otro salmo? El recuerdo del justo será perpetuo. No temerá las malas noticias. ¿Cuál es la mala noticia? Id al fuego eterno que está preparado para el demonio y sus ángeles. Los que se alegrarán por la buena noticia no temerán la mala. Ésta es la justicia y la fidelidad de que habla el salmo.


¿Acaso, porque tú eres injusto, el juez no será justo? O, ¿porque tú eres mendaz, no será veraz el que es la verdad en persona? Pero, si quieres alcanzar misericordia, sé tú misericordioso antes de que venga: perdona los agravios recibidos, da de lo que te sobra. Lo que das ¿de quién es sino de él? Si dieras de lo tuyo sería generosidad, pero porque das de lo suyo es devolución. ¿Qué tienes que no hayas recibido? Éstas son las víctimas agradables a Dios: la misericordia, la humildad, la alabanza, la paz, la caridad. Si se las presentamos, entonces podremos esperar seguros la venida del juez que regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

RESPONSORIO    Mt 16, 27; Sal 95, 13

R. El Hijo del hombre vendrá revestido de la gloria de su Padre y escoltado por sus ángeles; * y entonces pagará a cada uno según su conducta.
V. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.
R. Y entonces pagará a cada uno según su conducta.


AMEN....un abrazo en Cristo a todos los hermanos

sábado, 9 de noviembre de 2013

LA LLAMA DE AMOR VIVA

  
Toda una declaración del amor como vehículo para llegar no solo a Dios, si no al alma humana, la perfeccion en el hombre está en su capacidad de dar amor..solo el amor alcanza el extasis que hablaba Santa Teresa y San Juan de la Cruz.

 Los que creemos en Dios entendemos estos versos como pura contemplación del ser divino en el espiritu humano, para los q no crean es sencillamente intentar humanizar al ser humano, volver sus ojos al interior y dotar de amor y ternura a nuestro espíritu.

  De hecho los versos sanjuanistas son utilizados por muchas doctrinas y no solo cristiana...la espiritualidad de San Juan es el hombre llega a Dios o a un estado superior de contemplacion desde dentro a fuera ver, sentir, vivir, tocar y llenarse.

En esta sociedad q no tiene valores solo materialistas...estos versos supone un reclamo a volver a nosotros...el alma tiene que encontrarse con Dios en un estado de desapego, de oclusión, de austeridad.  Alcanzar el extasis, la perfecta unión del alma con Dios....olvidar todo lo humano, el ego, la vulnerabilidad y llegar a ese estado de entendimiento y diálogo con el Creador, con el Amado,la llama que permanece viva....









 La dualidad carne-divinidad que el hombre porta en su ser intrínseco, referida por el apóstol cuando dice "ya no soy yo quien vive en mí..." Gál. 2,20 (entre otros), se refiere precisamente a la unidad de la mística divina, con la debilidad de la carne del hombre. Esta dualidad fue expresamente consolidada en Cristo. Cristo demostró ser un contemplativo, aunque no necesariamente tenía que hacerlo puesto que habría tenido que contemplarse a sí mismo en el Padre. Lo hacía en el monte de los olivos y lo hizo en el monte de la transfiguración de un modo más claro. Permitió a la hermana de Lázaro el contemplarle, mientras la otra se afanaba en la acción. Esta dualidad contemplación-acción es la que nos lleva a la más profunda iluminación. Contemplar no es teorizar, sino armonizar nuestro espíritu con el de Dios, permitir que su energía se haga manifiesta en nosotros y es un perfecto alimento para que el cuerpo pueda realizar la acción por sus hermanos, de una manera más solicita y efectiva. Mediante la contemplación es bendecido e instruido todo lo que hagamos y nos ayuda a elevar la acción hacia la cúspide de la obra divina. Debemos cuidar con nuestras manos a nuestros hermanos que necesitan, pero también debemos insuflar en nuestro corazón constantemente la energía de Dios para que de ese modo no seamos susceptibles de dispersar la atención en las cosas del ego y de la tierra. Es por esto, que ambas deberían ir unidad. Muchos consideran que la contemplación es más importante que la acción pues se tiene claro que en el siguiente siglo no habrá pobres sino sólo el infinito e inefable resplandor de la luz divina; pero tomando en cuenta que los hermanos en la carne que tenemos son también hermanos en el alma, e hijos de Dios -o como mínimo parte de Su creación- estamos obligados también a cuidarles; cuando esa obligación se transforma y pule a la luz de la contemplación y se transforma en una prolongación del amor que sentimos hacia Dios, reflejado hacia el hermano; entonces ya estamos caminando:


Cuando hablamos de unión del alma con Dios, no hablamos de esta unión sustancial que siempre está hecha, sino de la unión y transformación por amor del alma con Dios, que no está siempre hecha, sino sólo cuando viene a haber semejanza de amor. Y por tanto, esta se llamará unión de semejanza... la cual es cuando las dos voluntades, conviene a saber, la del alma y la de Dios, están en uno conformes, no habiendo en la una cosa que repugne a la   otra.
Renacer en el Espíritu Santo en esta vida es tener un alma semejante a Dios en pureza, sin tener en sí alguna mezcla de imperfección ; y así se puede hacer pura transformación por participación de unión, aunque no esencialmente.
Subida  al monte Carmelo San Juan de la Cruz





San juan de la Cruz cree en el amor como vehículo de contemplación de Dios, del alma,
Y solo nosotros estamos llamados a comprender y a vivificar esa llama de amor viva dejándonos en manos de El y aceptando su voluntad como vínculo de sacrificio y de compromiso desde nuestra Fe.
Su cántico es una espiritualidad que traspasa el cuerpo, una vida interior que es proclamada en un verso  para que todos podamos santificar y vivir una vida espiritual plena para el hombre y por el hombre.....Todo esta en torno al Amado (Dios) que busca su esposa( Iglesia) y el Esposo (Cristo) la unión de los 3 da lugar a la deseada contemplación y el extasis .....

 Aportaciones de:

Sor +Isabel María Perez Moreno
Dama del Temple
Frey + Joel Germani Hidalgo
Caballero del Temple


sábado, 2 de noviembre de 2013

EL ANIMA CHRISTI

Alma de Cristo santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén

Pocas oraciones hay tan bonitas como el Anima Christi o Alma de Cristo. San Ignacio de Loyola la incluyó en los Ejercicios Espirituales y por eso muchos piensan que es el autor de la misma, aunque en realidad su origen es medieval. El papa Juan XXII concedió numerosas indulgencias a todo aquel que la rezara, lo cual ha hecho también que algunos le consideren el autor. Lo cierto es que no importa quién la inventase, porque nos ha sido entregada por la Tradición de la Iglesia, como un precioso tesoro.
El Anima Christi nos ayuda a detenernos en la contemplación del más hermoso de los hombres y así re-centrar nuestra existencia. Todo lo que va mal en nuestra vida proviene de haber colocado en su centro a mil y un ídolos, que nos esclavizan, porque estamos hechos para que nuestro centro sea Jesucristo y no podemos ser felices si no lo es. El combate diario del cristiano consiste, simplemente, en luchar por arrancar del corazón los mil y un ídolos a los que nos apegamos y volver a colocarlo en Dios.
El Anima Christi, en cambio, no se limita a aceptar intelectualmente la naturaleza verdaderamente humana y verdaderamente divina de Cristo, como tantas veces hacemos nosotros, sino que se detiene a contemplarla, se recrea en ella, disfruta de ella y la convierte en alimento para la vida espiritual. La humanidad de Cristo, con su cuerpo, su sangre y su alma, es nuestra Salvación. Su Pasión nos conforta, porque si con Él sufrimos, reinaremos con Él. Innumerables místicos nos recuerdan que nuestro refugio está en las llagas de Cristo, sus heridas nos han curado.

Es una oración muy apropiada para después de comulgar o para rezarla ante el Santísimo, ya que tiene una fuerte dimensión eucarística. El Cuerpo y la Sangre de Cristo nos salvaron y nos siguen salvando, recibidos auténticamente de forma sacramental. Como decía San Juan Crisóstomo, igual que sucedió en la salida de Egipto, el ángel exterminador ve la Sangre del Cordero en la boca de los cristianos y pasa de largo sin tocarlos.

El final de la oración es especialmente conmovedor. Quien la reza se muestra como un niño ante Cristo, consciente de que sin Él no puede nada. Nuestra esperanza como cristianos es que Él, en la hora de nuestra muerte, nos llame y nos mande acercarnos, para que podamos alabarlo y bendecirlo por siempre. 

Cristo contemplado por el alma cristiana tras la Flagelación es una pintura al óleo de Diego Velázquez sobre lienzo de 165,1 x 206,4 cm 

viernes, 1 de noviembre de 2013

CRIATURA DE DIOS

Ser criaturas de Dios en el Universo no significa ser los dueños del mundo,no màs de los àrboles, las montañas, los animales y las estrellas, pero tenemos el derecho de estar aqui: Sean cuales sean nuestras luchas y aspiraciones,conserva la paz del alma en la rumorosa confusiòn de la vida,a pesar de todas las falsedades,penalidades y sueños fallidos, el mundo es aùn Maravillosamente Hermoso;vivir tranquilamente el ruido, las luces, la prisa del mundo,y recuerda cuanta paz y armonía puedes tener en la Contemplaciòn del Silencio interior .
 
 
Sor + Mari Sol García
Dama del Temple