Una humildad que congela nuestro ser y frustra toda actividad saludable no es humildad en absoluto, sino una forma disfrazada de orgullo. Seca las raíces de la vida espiritual y nos imposibilita que nos brindemos a Dios.
Señor, Tú nos has enseñado a amar la humildad, pero no lo hemos aprendido. Solamente aprendimos a amar la superficie externa de ella, la humildad que vuelve encantadora y atractiva a una persona. A veces, hacemos una pausa para pensar en estas cualidades, y a menudo simulamos que las poseemos, y que las hemos conquistado mediante “la práctica de la humildad”.
Si fuésemos realmente humildes, ¡sabríamos hasta qué punto somos unos farsantes!
Thomas Merton
"Pensamientos
en la soledad"
Somos seres finitos y de la humildad que tengamos para reconocer nuestra dependencia de Dios, depende nuestra apertura a sus designios.
No veo el camino delante de mí.
No puedo saber con certeza dónde terminará.
Tampoco me conozco realmente, y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo.
Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho te agrada.
Y espero tener ese deseo en todo lo que haga.
Espero que nunca haga algo apartado de ese deseo.
Y sé que si hago esto me llevarás por el camino correcto, aunque yo no me de cuenta de ello.
Por lo tanto, confiaré en ti aunque parezca estar perdido a la sombra de la muerte.
No tendré temor porque estás siempre conmigo, y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros.
Amén
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