miércoles, 5 de junio de 2013

DIOS EN NOSOTROS Y FUERA DE NOSOTROS

El monje cisterciense del siglo XII, está formado en el total olvido de sí mismo para estar lo más posible en Dios por medio de la contemplación, mas su contemplación no es efímera, pasajera, discurre y es en la vida concreta, mira a Dios; ve a Dios en todo, pero si puedo decirlo, de una manera diagonal, oblicua, que le da la intuición y ve mejor por medio de la reflexión, la miseria total del alma. Lo ve sí, de una forma que se escapa al razonamiento puramente lógico, humanamente hablando. Además bajo esta luz mística, el monje contemplativo, tiene una percepción inequívoca de sus faltas, vacilaciones, y se mira y se juzga.
 La vida contemplativa no solo trata de buscar a Dios sino de buscarnos, hallarnos y desde ese sentir buscar a Dios en lo más recóndito de nuestro interior. La tarea no se centra en nosotros mismos, es decir, se trata de mirar en nuestra miseria la mirada de Dios, no basta con una percepción de mi mismo que conduzca a una confrontación de mi yo proyectado, si no buscar reflejar la imagen de nosotros mismos donde hallaremos a Dios. ¿Como? a través de la Oración; a través de nuestro quehacer diario; vemos a Dios en cada momento tratando de armonizar mis acciones y descubrirlo y hallarlo...no es una llamada, es salir a un encuentro, esa proyección de mi posibilidad de ser con la realidad de mi mismo y de DIOS.
 
Sor + Isabel María Pérez Moreno
Dama del Temple

No hay comentarios:

Publicar un comentario