DIOS EN NOSOTROS Y FUERA DE NOSOTROS
El
monje cisterciense del siglo XII, está formado en el total olvido de sí
mismo para estar lo más posible en Dios por medio de la contemplación,
mas su contemplación no es efímera, pasajera, discurre y es en la vida
concreta, mira a Dios; ve a Dios en todo, pero si puedo decirlo, de una
manera diagonal, oblicua, que le da la intuición y ve mejor por medio de
la reflexión, la miseria total del alma. Lo ve sí, de una forma que se
escapa al razonamiento puramente lógico, humanamente hablando. Además
bajo esta luz mística, el monje contemplativo, tiene una percepción
inequívoca de sus faltas, vacilaciones, y se mira y se juzga.
L

Sor + Isabel María Pérez Moreno
Dama del Temple
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