Mañana, nuestras Iglesias se llenarán de Palmas, sera un día festivo de alegría y a la vez de pena pues entramos en la Semana de Pasión.
Las palmas
benditas recuerdan las palmas y ramos de olivo que los habitantes de
Jerusalén batían y colocaban al paso de Jesús, cuando lo aclamaban como Rey y
como el venido en nombre del Señor.
Las palmas
benditas que recogemos cada Domingo de Ramos en las Iglesias Católicas
significan que con ellas proclamamos a Jesús como Rey de Cielos y Tierra, pero
-sobre todo- que lo proclamemos como Rey de nuestro corazón.
Y ¿cómo es ese Reinado de Jesús en nuestro corazón?
Significa que lo dejamos a El reinar en nuestra vida; es decir, que lo dejamos a
El regir nuestra vida, que entregamos nuestra voluntad a Dios, para
hacer su Voluntad y no la nuestra. Significa que lo hacemos dueño de nuestra
vida para ser suyos.
Así el Reino de Cristo comienza a estar dentro de
nosotros mismos y en medio de nosotros, pues el Reino de Cristo va permeando
paulatinamente en medio de aquéllos -y dentro de aquéllos- que acogen la Buena
Nueva, es decir, su mensaje de salvación para todo el que crea que El es el
Mesías, el Hijo de Dios, el Rey de Cielos y Tierra.
¿Qué significado tiene esto en nuestras vidas?
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.
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Imagen del Cristo de la Real Cofradía de la Entrada de Jesus de Jerusalén y Maria Stma del Amor, de Ubeda (Jaen) |
Señor....enséñame a seguirte, enséñame a no temer, a seguir el camino que emprendiste por mi; no me perderé, no desfalleceré.
Mi camino esta en manos de esa Palma que sujeto como alegría por haberte encontrado. Como esperanza de un mundo mejor, como estandarte de mi fe.
¡HOSANA¡¡
BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR¡¡¡
Sor + Isabel María Pérez Moreno
Dama del Temple
Sor + Isabel María Pérez Moreno
Dama del Temple
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