jueves, 18 de octubre de 2012

DISCÍPULOS DE CRISTO

Ser discípulo de Cristo es seguir su enseñanza, obedecer a su palabra y confiar en él. Es algo muy concreto. Cuando mediante un pasaje o un versículo de la Biblia, en una oportunidad particular, hemos percibido lo que Dios espera de nosotros, nuestro deber es pasar a la acción. Si no lo hacemos, perderemos la luz y la fuerza para actuar en las siguientes circunstancias. No hemos de compararnos
con otros, y ante todo no debemos juzgar al prójimo; sólo sería una excusa para no obrar. Es necesario que seamos consecuentes con lo que comprendimos de la enseñanza de Cristo.

Lo opuesto a un discípulo es como un desertor que abandona su puesto. Son muchas las maneras de desertar, de no responder a lo que el Señor espera de nosotros y de alejarnos de él. Lo que nos preservará de obrar así es entender y decir como Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).
 
 

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