THOMAS MERTON – LA FE (1)
"En primer lugar, la fe no es una emoción ni un sentimiento. No es un ciego impulso subconsciente hacia algo vagamente sobrenatural. No es simplemente una necesidad elemental del espíritu humano. No es la sensación de que Dios existe. No es una convicción de que, de alguna manera, estamos salvados o «justificados» sólo porque casualmente estamos persuadidos de ello.
"En primer lugar, la fe no es una emoción ni un sentimiento. No es un ciego impulso subconsciente hacia algo vagamente sobrenatural. No es simplemente una necesidad elemental del espíritu humano. No es la sensación de que Dios existe. No es una convicción de que, de alguna manera, estamos salvados o «justificados» sólo porque casualmente estamos persuadidos de ello.
No es algo
enteramente interior y subjetivo, sin referencia a ningún motivo
externo. No es sólo «fuerza del alma». No es algo que mana del fondo de
tu alma y te llena de un indefinible «sentido» de que todo está bien. No
es algo tan puramente tuyo que su contenido sea incomunicable. No es un
mito personal tuyo que no puedes compartir con ninguna otra persona y
cuya validez objetiva no tiene interés ni para ti, ni para Dios, ni para
nadie".
EL PENSAMIENTO DE SAN BERNARDO RESPECTO A LA FE:
La virtud teologal de la fé se caracteriza por una singular complejidad.
En las reflexiones aquí presentadas no se trata de definir la fe desde el punto de vista de la teología dogmática, sino de dar la concepción de la fe según la teología de la vida interior.
La fe del Nuevo Testamento es la respuesta del hombre a la revelación de Dios en Jesucristo. Esa fe es la participación en la vida de Dios, es la experiencia de la vida de Dios en nosotros, que permite vernos a nosotros mismos, y a la realidad que nos rodea, como si lo hiciéramos con los ojos del Señor. Es adherirse a la persona de Cristo, de nuestro maestro, Señor y amigo; es apoyarse en Cristo, en esa roca infalible de nuestra salvación, y abandonarse a su infinito poder y a su amor ilimitado. Ante la impotencia humana, la fé se convierte en una búsqueda incesante de la inagotable misericordia de Dios, y en la actitud de espera de que todo nos llegue de él.
LA FE COMO PARTICIPACIÓN EN LA VIDA DE DIOS
Santo Tomás de Aquino dice que la fe nos aproxima al conocer de Dios. Al participar en la vida de Dios, empezamos a apreciarlo y a verlo todo como si lo hiciéramos con sus ojos (omnia quasi oculo
La actividad de la vida sobrenatural está determinada por los aspectos positivos y las deficiencias de nuestra fe. Las dificultades de la vida sobrenatural siempre están relacionadas con la debilidad de la fe. La fe es la virtud fundamental, porque nos ofrece la posibilidad de participar en la vida de Dios. La fe es la participación en el pensamiento de Dios, es como una especie de razón sobrenatural asentada sobre las aptitudes naturales del alma.
La fe nos capacita para pensar como Dios, para pensar así, tanto sobre nosotros mismos, como sobre todo lo demás con lo que tenemos contacto. De ahí que tener fe signifique armonizar nuestro pensamiento con el suyo; identificamos con su pensamiento.
EL PENSAMIENTO DE SAN BERNARDO RESPECTO A LA FE:
La virtud teologal de la fé se caracteriza por una singular complejidad.
En las reflexiones aquí presentadas no se trata de definir la fe desde el punto de vista de la teología dogmática, sino de dar la concepción de la fe según la teología de la vida interior.
La fe del Nuevo Testamento es la respuesta del hombre a la revelación de Dios en Jesucristo. Esa fe es la participación en la vida de Dios, es la experiencia de la vida de Dios en nosotros, que permite vernos a nosotros mismos, y a la realidad que nos rodea, como si lo hiciéramos con los ojos del Señor. Es adherirse a la persona de Cristo, de nuestro maestro, Señor y amigo; es apoyarse en Cristo, en esa roca infalible de nuestra salvación, y abandonarse a su infinito poder y a su amor ilimitado. Ante la impotencia humana, la fé se convierte en una búsqueda incesante de la inagotable misericordia de Dios, y en la actitud de espera de que todo nos llegue de él.
LA FE COMO PARTICIPACIÓN EN LA VIDA DE DIOS
Santo Tomás de Aquino dice que la fe nos aproxima al conocer de Dios. Al participar en la vida de Dios, empezamos a apreciarlo y a verlo todo como si lo hiciéramos con sus ojos (omnia quasi oculo
Dei intuemur).
La participación mediante la fe en la vida de Dios hace que nos convirtamos en hombres nuevos, que entendamos de una nueva manera la realidad, que tengamos una nueva visión, tanto de Dios como de la realidad temporal que nos rodea. En esta realidad temporal empezamos a advertir la actuación de la primera causa, Dios. Advertimos su presencia y su actuación tanto en nosotros como en el mundo de la naturaleza y de la historia. Advertimos que él es el autor, el creador de todo, y que lo que conocemos solamente de una manera humana y profana no es la totalidad de la realidad, sino que apenas es la visión de su aspecto externo, la captación de las causas secundarias, de las cuales se sirve Dios.
La fe es una virtud que hace posible el contacto con Dios, y está en las bases de la vida sobrenatural. Puesto que es el fundamento de toda actividad sobrenatural, todo se realiza gracias a ella.
La participación mediante la fe en la vida de Dios hace que nos convirtamos en hombres nuevos, que entendamos de una nueva manera la realidad, que tengamos una nueva visión, tanto de Dios como de la realidad temporal que nos rodea. En esta realidad temporal empezamos a advertir la actuación de la primera causa, Dios. Advertimos su presencia y su actuación tanto en nosotros como en el mundo de la naturaleza y de la historia. Advertimos que él es el autor, el creador de todo, y que lo que conocemos solamente de una manera humana y profana no es la totalidad de la realidad, sino que apenas es la visión de su aspecto externo, la captación de las causas secundarias, de las cuales se sirve Dios.
La fe es una virtud que hace posible el contacto con Dios, y está en las bases de la vida sobrenatural. Puesto que es el fundamento de toda actividad sobrenatural, todo se realiza gracias a ella.
La actividad de la vida sobrenatural está determinada por los aspectos positivos y las deficiencias de nuestra fe. Las dificultades de la vida sobrenatural siempre están relacionadas con la debilidad de la fe. La fe es la virtud fundamental, porque nos ofrece la posibilidad de participar en la vida de Dios. La fe es la participación en el pensamiento de Dios, es como una especie de razón sobrenatural asentada sobre las aptitudes naturales del alma.
La fe nos capacita para pensar como Dios, para pensar así, tanto sobre nosotros mismos, como sobre todo lo demás con lo que tenemos contacto. De ahí que tener fe signifique armonizar nuestro pensamiento con el suyo; identificamos con su pensamiento.
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